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domingo, 1 de septiembre de 2013

La dinámica perversa de la corrupción en los sistemas de gobierno y el mundo de los negocios

En la actualidad vemos como el paradigma de la competencia genera en la sociedad una gran y espesa capa de brillante y oscura luz al mismo tiempo. La brillantez viene dada por la capacidad del ambiente competitivo de seducir a quienes están dentro de ella y a la vez cegarlos respecto de la posibilidad de generar mayor bien para el mundo. La oscuridad está generada hacia el futuro de la humanidad, ya que impide poner en práctica los principios relacionados con “compartir”. La competencia en el plano político y económico tarde o temprano nos conduce a la codicia; tarde o temprano lleva a plantear los objetivos personales por encima de los objetivos del planeta y de la humanidad. Un político que se corrompe por dinero es alguien que el poder lo ha cegado, pero de esto no se comienza de esa manera sólo por estar ante la luz brillante. La política en Argentina se ha transformado en el arte de la permanencia y la obstinación. Es de esta forma que quien puede conseguir tiempo para dedicarle a la política, y siempre que esté con los que más posibilidades de hacer publicidad tengan, en el mediano o largo plazo podrá acceder a un cargo público. Con el cargo llegará la cuota de poder, pero al principio será poco, y para escalar se vislumbran 3 temas: (i) juntar un poco de plata para mejorar económicamente –total es poco comparado con lo que pasa en otras jurisdicciones, instituciones, etc-; (ii) juntar dinero para seguir colaborando con la causa de arriba; (iii) juntar dinero para colaborar con más publicidad/campaña a futuro. Hasta que en un momento la mente les cambió. Robar y pedir coimas no es robar, es colaborar para un proyecto mayor; los principios éticos se volvieron flexibles y el funcionario piensa que su tarea engrandece al país, que recibir algo extra por eso no está tan mal. Pero la mente cambió para siempre, la buena moral se dobla, se acomoda, se autoconvence de qué lo correcto de antes cedé a la posibilidad actual lo que hace, y que es mejor hacer que tener principios rígidos. Este tipo de origen del desvío, luego toma fuerza a medida que los candidatos o funcionarios adquieren más poder y mejores cargos… Su camino es otro y para su visión de ceder, pero hacer no hay vuelta atrás. Desde el lado empresario existe un doble juego de espejos para la posición que la mayoría adopta ante cuestiones éticas. Por un lado, está la necesidad de crecer o mantener los negocios, y en general se prefiere no pagar retornos, pero se cede ante el accionar de los funcionarios descripto en el párrafo anterior. Por otro lado, se encuentra muchas veces en los empresarios la visión del camino corto, referida a que si se abonan retornos o comisiones indebidas, se agilizan procesos burocráticos o se disminuyen costos. Visto con el mismo prisma también están las decisiones empresarias de avanzar en los negocios con el Estado y continuar abonando el sueldo a su personal, más allá del ego propio del accionista por ser más grande. Bajo estas dinámicas perversas de la relación funcionario-empresario se mueven las personalidades dentro del ambiente de competencia. La modificación de estas conductas requeriría la modificación completa del sistema, ya que la competencia interna de la política dentro de la dinámica de acumulación de poder se relaciona con tener más dinero, y a su vez la competencia dentro del mundo empresario vinculado al estado se relaciona con generar poder de lobby, donde también se involucra el dinero directa o indirectamente. Sólo personalidades muy fuertes y evolucionadas en el campo de lo político, lo económico o lo social pueden romper esta dinámica perversa, pero para ello es necesario también un fuerte acompañamiento de la sociedad. Estas personalidades tienen que creer firmemente que un futuro mejor es posible para todos y que únicamente compartir puede crear las condiciones de justicia e igualdad social que permitan vislumbrar un futuro mejor, que aleje a todos de las tentativas de corrupción. Sin una mayoría de la sociedad que pueda pensar en el bienestar de largo plazo de todos los habitantes, la imagen ganará a la propuesta, y quienes puedan logar mayor imagen a través de generación de poder y lazos de poder se instalarán en los espacios decisorios. La conjunción de esta personalidad evolucionada que pueda logar el poder y mantenerse firme ante la corrupción permitirá sentar las bases de credibilidad para la imitación del resto de la sociedad, funcionarios, empresarios y pueblo en general. Sin embargo, sólo serán las bases, la construcción de una sociedad mejor requiere de más elementos, principalmente desplazando los sistemas de competencia por otros de cooperación, e incluyendo a todos dentro del nuevo sistema. Hacer el futuro para todos, dependen de que unos pocos dejen de pensar sólo en un futuro cómodo para ellos y sus familiares. Nuevamente, sí los países más poderosos no comienzan con esta visión, al resto le será difícil seguirlos. Sin compartir, no puede haber paz social, sin esta no habrá nunca justicia y sin justicia no habrá futuro.

viernes, 26 de abril de 2013

Economía y Espiritualidad - El surgimiento del "Compartir"

Un nuevo paradigma en economía y política está comenzando a emerger, con señales claras que comenzaron a partir de la caída de las bolsas en casi todos los países iniciadas en 2008, actualmente con el pedido de libertad y participación del pueblo de países árabes se abre otra brecha y una más con el movimiento de indignados nacido en España y extendidos a otros países, entre ellos EE.UU. (el motor del capitalismo moderno). Estas señales, traducidas en una visión externa, son grandes pedidos de cambios que la humanidad está solicitando a gritos. Pero aún el mundo está en pañales respecto a las exigencias de los pueblos sobre necesitadas reformas estructurales. Lamentablemente, los estandartes del viejo sistema (el capitalismo) pujan permanentemente por volver a reacomodarse y mostrarse sólo como pequeños cambios, como el caso de los bancos en EE.UU. que nos pretenden decir: acá no pasó nada y estamos bien de nuevo. Esto no es cierto, no estamos bien y con el sistema capitalista y el sistema democrático imperante nunca el mundo podrá estar bien, ya que es un sistema en donde prima la competencia y en donde pese a que muchos no se dan cuenta, las condiciones en donde se compiten no son iguales para los que quieren participar de tal o cual mercado; aún más en la mayoría de los mercados imperan los oligopolios (y también tengamos en cuenta en el análisis el terrible poder de lobby y económico sobre otros países que tienen los grandes bancos, las petroleras, farmaceúticas y algunas multinacionales). El cuestionamiento permanente sobre la Comunidad Económica Europea aludiendo que tienen una crisis de competitividad es otra arista, en donde cabría preguntarse contra quién compiten, contra China e India, u otros países de Asia, o contra los países de Europa del Este que tiene un estado de bienestar precario; sí hasta algunos economistas también cuestionan al Estado de Bienestar de los países nórdicos, buenos ejemplos "hasta ahora" de un relativo funcionamiento social y beneficioso de la sociedad.

Por qué no estamos bien (algunos datos): De los 7.000 millones de habitantes del mundo, alrededor de 3.000 millones son pobres; unos 1.200 millones pasan hambre; el 75% de los recursos mundiales son consumidos por apenas el 25% de la población, la mayor parte se efectúa en los países desarrollados; el 75% de la energía generada se produce para el 20% de la población; entre 50.000 y 70.000 personas por día mueren de hambre; de estos, cada 10 segundos muere un niño menor a 10 años; el planeta se contamina cada día más con emisiones imparables de dióxido de carbono, residuos en agua y suelo de metales pesados, agentes patógenos, desechos de productos químicos, agroquímicos mal usados, plástico que no se biodegrada y podemos seguir y seguir; una economía basada en el petróleo como principal fuente de riqueza y energía no ha podido ser desplazada en más de 100 años por energías más limpias.

Es evidente que el sistema así, no sirve para todos, y sólo sirve cada vez para menos. Es evidente que si queremos cambiar el planeta tenemos que cambiar el sistema de producción y consumo. Como individuos y como sociedad debemos encontrar la forma de consumir menos para que se produzca mejor y de forma amigable con la naturaleza. Esto sólo puede ser conseguido en un sistema basado en compartir los recursos, ya que la competencia del actual sistema permite un estatus equivocado de las personas y naciones que más poseen, quienes consideran prerrogativa suya demandar del planeta un alto estándar de vida por sólo argumentar que ellos dan mucho, mientras que las personas y naciones pobres “dan poco”, y en consecuencia merecen poco de los mismos recursos mundiales; resultado final codicia, contaminación y la generación en las personas del pensamiento que cuánto más se tiene mejor persona se es. La principal ceguera de las fuerzas del mercado y de los que creen en ello es que no tienen en cuenta las diferencias de estatus inicial (económico, social, u otro) de quienes hacen las demandas al mercado. De aquí que la desigualdad sea inherente al funcionamiento de las fuerzas del mercado, que son intrínsecamente divisoras. Un claro ejemplo de ello lo podemos observar en la salud, en la educación y en el turismo, aunque siempre hay excepciones. Quien más tiene, tendrá mayor posibilidad de acceso a mejor salud a mejor educación para sus hijos y también a viajar más, es decir, podrá demandar más. En definitiva, el perjuicio para quienes no pueden demandar crece y crece, por más que con pequeñas oleadas se logre la inclusión para algunos. Es evidente también que en cualquier cambio que el mundo genere, Estados Unidos de América debe ser unos de los promotores, porque su poder es tan grande que si ellos no cambian como sociedad, promoverán tanta negatividad que muchos no cambiarán o no podrán cambiar. Es evidente también que el surgimiento pleno de China como potencia económica en el mediano y largo plazo llevará a empobrecer las condiciones de competencia y sistemas de seguridad social/laboral en otros países; y como consecuencia indirecta llevará a efectuar replanteos de menor cobertura para los gastos de ancianidad que soportan los gobiernos a través de distintos impuestos. En este aspecto hasta que China, tal vez también India y otros países asiáticos no tengan leyes laborales similares a las de muchos países de occidente, contarán con un costo de mano de obra menor al resto del mundo, ¿podemos hablar de competencia o condiciones ecuánimes en estas condiciones?

La prodigalidad del derroche con que funciona la sociedad global ha creado nuestros diversos problemas de contaminación, y constituye un peligro cada vez mayor para el planeta. Esto sólo se comprende a medias, ya que pese a ser los últimos años los más calurosos de la historia en su conjunto, pese a que el aire de las grandes ciudades se enrarece año a año, pese a que los costos de agua potable son cada vez mayores, pese a que la alternancia de épocas de sequía y lluvia se suceden con mayor frecuencia, pese a que la basura es cada día un problema mayor, algunos niegan con argumentos a medias el calentamiento global. Una economía sostenible es aquella que provee las necesidades de todos dentro de las posibilidades de salud del planeta, no más allá, sí al planeta hay que tenerlo en cuenta.

Hoy, una gran parte de la humanidad se ha comenzado a cuestionar las formas de gobiernos y las formas económicas-sociales con las cuales nos manejamos. También la clase dirigente se ha comenzado a cuestionar las bondades de este capitalismo globalizado. Por otro lado, muchas veces la falta de visión de nuestros líderes no lleva a pensar en parches al sistema, y que con una mejora por aquí y otra por allá podemos seguir funcionando como planeta, pero lo que hay que cambiar es el sistema completo. Todo cambio humano trata de un proceso lento, que puede demandar más de 20 años y por eso es tan importante el momento actual, ya que necesitamos tener una buena comprensión de los futuros posibles –uno oscuro si decidimos no compartir y uno brillante si decidimos hacerlo- y efectuar la transición, por lo que esta época de fricción económica y social es inevitable.

Por lo tanto, compartir es la cuestión central de un nuevo paradigma de sociedad, que conlleva una visión económica y social más espiritual. Compartir es comenzar a comprender que somos más que hombres aislados o grupos aislados, que en realidad somos espiritualmente parte de algo más grande que está surgiendo, es sus albores pero surgiendo al fin. Compartir es el fin de una comprensión lenta que conjuga la permanente discusión de que un futuro mejor es posible.

Pero para hablar de nuevo paradigma necesitamos establecer los principales puntos de un nuevo modelo y compararlos con el actual modelo imperante, lo que comenzaremos a vislumbrar más adelante.

Antes de irme, a continuación hay un extracto de un libro llamado “Un Maestro Habla” –Share Ediciones-, acerca del concepto de compartir:
“Cuando un hombre comparte crece. Hasta ahora se ha prestado poca atención a esta simple verdad. Para muchos, el compartir les resulta natural, como algo normal. Para otros, sin embargo, el concepto es ajeno y cargado de sospecha y dolor. Para estas personas, lo que es suyo es suyo, casi por derecho divino, mientras que el compartir es extraño y absurdo. ¿Cómo puede entonces el mundo caminar en la dirección de compartir y la redistribución, requisitos previos para la paz mundial?
Dondequiera que miren los hombres hoy en día, ven los resultados de su incapacidad para compartir. En todo el planeta, millones mueren de hambre. Otros tantos incontables sobreviven en la miseria y desesperanzadora pobreza, condenados a sufrir desde el nacimiento hasta la muerte prematura.
El cambio llegará cuando los hombres comprendan las razones de su presencia sobre la Tierra; cuando se den cuenta de que son parte de un vasto experimento evolutivo cuyo propósito está oculto, a todos menos a unos pocos. Cuando se reconozcan a sí mismos como almas, partes de la Única Superalma, y lleguen a comprender la identidad de cada uno con los demás; cuando los hombres comprendan que el compartir es el orden natural, que el egoísmo y la codicia son desviaciones de la norma, cuando se considere al compartir como una oportunidad de crecer, entonces los hombres acogerán el compartir como el fin de sus penas y su separación.
Ese momento ya está sobre nosotros. Las presiones de fuerzas internas y acontecimientos externos están haciéndose sentir a una escala global y están ocasionando una nueva valorización de la posición y las perspectivas del hombre. Ya no es seguro que el planeta pueda mantener la vida indefinidamente, sumido a su despiadada explotación por parte del hombre. La competencia económica y el desorden financiero presentan problemas que afligen la vida diaria de incontables millones.
No es por nada que sea ahora común para las naciones reunirse a discutir estos problemas. Tales encuentros son una señal de que el hombre está dándose cuenta de sus responsabilidades como administrador del planeta, y está preparado para tomar decisiones que mejoren su situación. La primera entre estas decisiones debe ser la buena disposición para compartir. Cuando se compartan los bienes del mundo de forma más equitativa, la mitad de los problemas del hombre desaparecerán de la noche a la mañana”.

martes, 17 de julio de 2012

Cambiar el Sistema

Actualmente vemos al capital como la suma de dinero invertido por los accionistas para mantener, expandir o desarrollar un negocio. Esta inversión es realizada por empresarios con capital propio, por ejecutivos que consiguen el capital del mercado de capitales o del mercado bancario, y también por pequeños inversores o emprendedores.

Antes que nada, cada parte de este blog y cambiar el sistema o sus reglas toman un aspecto particular, de los miles o millones que tiene la economía y la sociedad actual, si quieres saber el contexto de este escrito te pido que leas en este blog "¿Por qué estar satisfechos con este sistema económico?"; "Economía y espiritualidad - el surgimiento del compartir"; "El espejismo de la riqueza que nos dificulta mejorar" o; "Lo absurdo del dinero y la competencia". Sí al leerlo, tienes una idea de algún cambio sobre algún aspecto, por favor compartamosla, si quieres me escribes y la publico a tu nombre. Un nuevo sistema lo construimos entre todos y es tan grande el mundo que todos tenemos que colaborar y compartir. Mi email: martinpereira@yahoo.com.ar o martinpereira.arg@gmail.com; muchas gracias.
Siguiendo con lo anterior, La premisa básica del capital es la maximización de la ganancia, o en otros términos como lograr el mejor resultado con el mínimo capital; y es bajo esta premisa que el capital se transforma en costo, ya que para lograr la ganancia se incurren en costos de materiales, servicios y mano de obra; finalmente como los materiales y servicios tienen parte de mano de obra en su origen, podemos resumir la premisa en maximizar la ganancia incluyendo el logro con el menor costo de mano de obra posible. Obviamente podemos colocar en el medio de esto estándares de calidad del producto final, calidad de sus circuitos, calidad de servicio de postventa, etc. No obstante, cuando un producto se ve amenazado por la competencia tiene que bajar sus costos, innovar en otro desarrollo, invertir en publicidad o potenciar comercialmente el producto o servicio. Pese a cualquier definición de valores en los fines de la empresa u organización, el eje principal se mueve alrededor del interés “individual” de directivos y accionistas y la pauta fundamental es conseguir ganancias o volver a generarlas, en caso de haber tenido pérdidas. A su vez, muchas empresas, por ganar o volver a ganar, dejan de lado valores humanos muy importante para la sociedad, un ejemplo claro es lo que hacen muchas multinacionales, que en sus países de origen siguen determinados estándares de calidad, pero que cuando se instalan en países en desarrollo automáticamente dejan de lado los mismos o son más flexibles.
Detrás de esto hay una serie de expectativas de los consumidores que permanentemente hacen equilibrio entre precio, calidad y servicio para adquirir tal o cual bien o servicio.
La nueva economía deberá ser repensada en función de temas más grandes que el interés individual, como pueden ser factores ecológicos de cumplimentación en los productos y servicios; la visión de empresas como proveedoras de mercados globales que conlleve la obligación de pensar o no si determinado producto o variedad es necesario; la orientación de la producción hacia una innovación radical en las formas de producir y consumir recursos energéticos; y sobre todo la búsqueda de ocupación plena y al mismo tiempo mayor tiempo libre. La nueva economía deberá ser pensada en función de la complementariedad y no de la competencia, haciendo lo mejor posible de lo mejor que se sabe producir. Al mismo tiempo el estado de complementariedad servirá para dejar de lado asimetrías –hoy se trata de mitigarlas, pero existen-.

A través de los siglos y principalmente en culturas occidentales la palabra espiritualidad ha sido asociada a la palabra religión. No obstante, espiritualidad es un concepto muchas más amplio que podemos resumir en todo aquello que eleva al ser humano en su condición de hijo de Dios y hermano de su prójimo, dicho de otra manera es todo aquello que implica adquirir nuevas virtudes o nuevos conocimientos que nos lleven a evolucionar individualmente, como parte de un grupo y como raza.
En base a este concepto la economía es el estudio de las diversas formas de administrar los recursos dentro de la convivencia en sociedad y los sistemas que se utilizan para realizar esa administración. Como ejemplo, lo que hoy se denomina capitalismo es un sistema de mayor evolución al feudal, ya que promueve determinadas libertades que el sistema feudal no tenía.
En la actualidad el capitalismo ha llegado a un desarrollo que es perjudicial para la humanidad vista en su conjunto, por lo que podríamos decir que estamos en el pico o empezando a bajar del pico y de aquí (o unos pocos años más) se debería dar inicio a una fase de cambio (donde no se piense al capitalismo como lo que le otorga bienestar al mundo), hacia un sistema económico que permita básicamente: generar un desarrollo inclusivo y equitativo; la convivencia armónica con el planeta; la elevación del nivel de vida de todos los habitantes del planeta. Debemos terminar con la premisa que la actuación individual basada en el ego de directivo y accionistas, sea el impulso que lleve a las empresas a innovar a mejorar, debemos superar los valores individuales que han permitido una buena actuación del capitalismo, pero también una gran marginación de muchos sectores; la acción colectiva debe primar, el interés de la sociedad debe primar, la elevación del hombre como ser humano debe primar.
Como ejemplo, podemos hablar que desde el punto de vista espiritual es inconcebible que mueran de hambre millones de personas por año en África, o que en Latinoamérica crezca año a año la desigualdad social por una distribución cada vez más regresiva de la riqueza.
Repensar un nuevo sistema económico basado en compartir los recursos y compartir la creación de riqueza, sin ser este un sistema comunista, de aquí los términos economía y espiritualidad, es principalmente lograr un cambio de mentalidad en las personas que detentan el poder político y económico (grandes empresarios, directivos de grandes empresas, dueños de grandes extensiones de tierras y políticos). Este sistema ideal debe ser diseñado por todos, ya que a la humanidad no le queda mucho margen de maniobra desde el punto de vista tiempo histórico.

viernes, 15 de junio de 2012

Nueva Economía - ¿Quiénes y cómo empezar a compartir?

Es evidente que cuando analizamos la posibilidad de la existencia de un nuevo sistema, uno basado en “compartir”, nos comenzaremos a preguntar quiénes tienen que cambiar y cómo.
Desde el pensamiento más simple, uno puede elegir ciertos grupos o individuos, focalizándonos en los que detentan el poder en cada sociedad podremos decir que: (i) sí los países centrales como EE.UU. o algunos de Europa, Rusia, Japón y otros a través de sus gobernantes no impulsan el cambio, el mismo no será posible; (ii) sí del otro extremo productivo, China no acepta cambiar para dejar de competir ferozmente con costos laborales muy bajos, el mismo no será posible; (iii) sí en cada país los políticos o gobernantes no impulsan un cambio, no será posible; (iv) sí los hombres y mujeres económicamente más poderosos de los países más poderosos a través de sí mismos o a través de las corporaciones que manejan no participan  en el cambio, el mismo no será posible.
En los próximos párrafos y aunque cada oración requiere de un libro entero para ser explicada en su totalidad, hay algunos pensamientos acerca de cómo empezar, que vamos a ir exponiendo y ampliando poco a poco por su gran complejidad.
Si bien lo dicho en el segundo párrafo parece simple de expresar, es sumamente difícil de poner en práctica, no imposible. La mejor forma de implementar un sistema basado en compartir sería llamar a los Presidentes y ministros de todos los países para que coordinen áreas en donde cada país tenga excedentes exportables y déficit de importación; el segundo punto sería fijar un valor para los bienes exportables, pero que sea compensado no con divisas, sino primero con bienes importados y luego con pagos internos a las compañías. Una parte del saldo exportable de alimentos tiene que ir a cubrir necesidades urgentes del planeta y ser contribución de los países más desarrollados hacia los menos desarrollados. Entre las prioridades de un sistema basado en compartir está primero la atención de los países cuyos habitantes sufren hambre (como algunos países de África, Asia y América Central); para ello además de aportes de saldos exportables de alimentos (la parte de urgencias que tienes que ser suficiente generosa), cada país tiene que presentar un plan con su potencial de producción de alimentos y cómo lograrlo.
Como un segundo paso, un sistema basado en compartir debe amparar las formas cooperativas de producción e aquí el segundo punto de conflicto, ya que las empresas hoy en su mayoría pertenecen a otras compañías, a compañías con cotización pública y/o tienen cotización pública de sus acciones o de sus deudas en bonos. Nuevamente, sí EE.UU. no transforma la propiedad privada de las empresas en una parte al menos de propiedad cooperativa, seguido por Europa, China (este último con el menor problema para la transformación por venir de un sistema mixto comunismo/capital como el actual para los chinos), Japón, el resto del mundo no tendrá ni siquiera un atisbo de éxito futuro. El primer paso sería cooperativizar parte (al menos una pequeña) del capital social.
Como un tercer paso podemos mencionar la propiedad de la tierra, quizás el punto más conflictivo, ya que en un sistema basado en compartir la propiedad de la tierra tiene que ser colectiva, aunque el mundo está lejano de aceptar esto, se pueden en algunas décadas morijerar sus formas. Para volver la propiedad colectiva, podemos imaginarla como un sistema mixto entre habitantes de determinada zona, más dueños actuales, más gobernantes de turno, con profesionalización del asesoramiento técnico. En un sistema como este, el lugar que hoy ocupan algunas multinacionales relacionada con la genética agrícola debería ir siendo ocupado paulatinamente por organismos técnicos gubernamentales y organismos de acopio y estudios para la mejora genética; fundamentalmente volcándose a una explotación sustentable y sana para el planeta.
Un cuarto paso para la implementación de un sistema basado en compartir podría estar dado por la transformación gradual de toda matriz productiva que actualmente genere bienes perjudiciales para el medioambiente; lo cual es un objetivo monumental, pero que debe ser afrontado en todos los aspectos. Por ejemplo, comenzando con la instalación de centrales de producción de energía eléctrica que no perjudiquen al medioambiente, en reemplazo de las centrales atómicas (que aunque parezca poco creíble, viniendo de quien escribe esto, son altamente perjudiciales para la humanidad) y luego las térmicas que utilicen recursos no renovables como gas, carbón o derivados del petróleo. Otro ejemplo sería favorecer tecnologías que disminuyan la emisión de gases como el monóxido de carbono, y en un mediano/largo plazo directamente reemplazarlos por tecnologías limpias. Todo esto, requiere un acuerdo internacional amplio con metas que se cumplan año a año.
Un paso a evaluar también, sería la transformación del mercado laboral tal como es visto actualmente. A fin de sintetizar este punto, podemos decir lo siguiente: la producción de bienes y servicios puede ser efectuada aún con menos gente que la actual, con lo cual parecería que la tendencia es al desempleo o hacia el empleo informal por desplazamiento; pero para combatir esto la única forma de hacerlo es que en el mundo se acuerde cuántos días al año deben trabajar cada trabajador (con algunas variaciones menores según el área), incrementándose notablemente la cantidad de vacaciones que tiene cada persona, pasando a ocupar parte del mayor tiempo libre en actividades “humanitarias” y de esparcimiento físico, mental o espiritual. Otra vez, esto tiene que ser coordinado mundialmente, para que sea puesto en práctica por los países centrales primero y seguido por el resto. En este aspecto, tienen que ser evaluados también los sistemas actuales de seguridad social para las personas mayores de edad, favoreciéndolos de modo de generar una sociedad global que cuide a sus mayores.

Otro tema muy importante es moderar o estabilizar el crecimiento poblacional. Es fundamental para que todos podamos compartir, que existe planificación familiar en todos los segmentos económicos. Ya que, al principio un nuevo sistema tiene mucho por invertir en infraestructura y servicios. Actualmente, el crecimiento poblacional en el mediano plazo presiona gastos en educación, salud, justicia, inseguridad, etc., porque a una parte importante de la población no se le puede otorgar la cantidad de oportunidades necesarias. Las únicas formas que segmentos socioeconómicamente bajos tienen para cooperar en un nuevo sistema es tener menos hijos y aportar orden social para que el nuevo sistema pueda ser construido.
… ¿Se nota que cada oración requiere un libro? No obstante, por algún lugar debemos empezar a cambiar y no sólo en lo mencionado, sino en la creación en su totalidad de una nueva sociedad, que busque la evolución del hombre como ser espiritual; ya que ese es uno de los fines de la humanidad… Seguramente alguna ayuda divina recibiremos para esto, que aunque parezca una fantasía, la misma está muy cerca... La humanidad tiene que ver con el amor y con la evolución; y cuando se comprenda al menos en una pequeña porción por qué Dios es amor, la luz nos hará avanzar más rápido.