martes, 17 de julio de 2012

¿Por qué estar satisfechos con este sistema económico?

Si pensamos que estamos bien porque tenemos algunos bienes o porque podemos disfrutar la vida en algunos aspectos, veamos el tema desde otra óptica.
¿Por qué estar satisfechos por cómo vivimos, si millones pasan hambre y mueren en la miseria; si los ricos tienen tanto que no necesitan y son cada vez más ricos; si cada vez se acrecienta más la relación de desconfianza entre los hombres, con más inseguridad, con más adicciones, más desesperanza de una gran parte acerca del futuro; si el planeta se degrada poco a poco sin que a los poderosos le importe? ¿Por cuánto tiempo podemos sostener esta situación, 10 años más, 20, 50, 100 o no más? ¿Por cuánto tiempo podemos ver la invisible y pequeña degradación año a año de la forma en que muchos viven?
Gradualmente, a través de las décadas una parte muy importante de la humanidad (otra lo reconoce y mira hacia otro lado, a otra no le importa, y otra no lo percibe) ha llegado a reconocer problemas como el hambre mundial -innecesaria e inmoral, ya que no se debe a una escasez de alimentos o de capacidad de producción de estos, sino a las injusticias sociales, políticas y económicas que producen la mala distribución y la codicia-; como la creciente y desigual distribución de la riqueza, como la corrupción gubernamental y privada; el gran poder que ejercen las corporaciones con sus daños sobre el planeta que se evidencian a lo largo de décadas; la contaminación; etc.
Pero fundamentalmente, son los pobres los que pasan hambre, tanto en una nación desarrollada como en otra en vías de desarrollo, y tanto las instituciones nacionales como internacionales actualmente y hasta sin darse cuenta mantienen e incrementan esa pobreza, quizás hasta por temas demográficos que no figuran en ninguna agenda gubernamental. De esta manera la diferencia entre los ricos y los pobres se hace cada vez mayor; esto representa actualmente una de las amenazas a la paz mundial.
Entre las actitudes que mantienen a estas instituciones en un lugar poco activo en función de un bien mayor está la complacencia de los individuos que son miembros. La complacencia es una raíz muy fuerte de la sociedad actual que conduce, fundamentalmente a individuos en posiciones de poder (ya sea gubernamental, en corporaciones o a nivel individual) "a alejarse consciente o inconscientemente con las realidades de la vida", e impide encontrar soluciones efectivas de largo plazo a los problemas más grandes de la humanidad. "La complacencia es autodestructiva, y sociedades enteras pueden ser destruidas por ella".
Poner como medida del cambio la necesidad de los que menos tienen en nuestras vidas es fundamental para comenzar a pensar distinto.
Entonces, satisfechos??? No. Cómo está el mundo actualmente, falta mucho por hacer…

Cambiar el Sistema

Actualmente vemos al capital como la suma de dinero invertido por los accionistas para mantener, expandir o desarrollar un negocio. Esta inversión es realizada por empresarios con capital propio, por ejecutivos que consiguen el capital del mercado de capitales o del mercado bancario, y también por pequeños inversores o emprendedores.

Antes que nada, cada parte de este blog y cambiar el sistema o sus reglas toman un aspecto particular, de los miles o millones que tiene la economía y la sociedad actual, si quieres saber el contexto de este escrito te pido que leas en este blog "¿Por qué estar satisfechos con este sistema económico?"; "Economía y espiritualidad - el surgimiento del compartir"; "El espejismo de la riqueza que nos dificulta mejorar" o; "Lo absurdo del dinero y la competencia". Sí al leerlo, tienes una idea de algún cambio sobre algún aspecto, por favor compartamosla, si quieres me escribes y la publico a tu nombre. Un nuevo sistema lo construimos entre todos y es tan grande el mundo que todos tenemos que colaborar y compartir. Mi email: martinpereira@yahoo.com.ar o martinpereira.arg@gmail.com; muchas gracias.
Siguiendo con lo anterior, La premisa básica del capital es la maximización de la ganancia, o en otros términos como lograr el mejor resultado con el mínimo capital; y es bajo esta premisa que el capital se transforma en costo, ya que para lograr la ganancia se incurren en costos de materiales, servicios y mano de obra; finalmente como los materiales y servicios tienen parte de mano de obra en su origen, podemos resumir la premisa en maximizar la ganancia incluyendo el logro con el menor costo de mano de obra posible. Obviamente podemos colocar en el medio de esto estándares de calidad del producto final, calidad de sus circuitos, calidad de servicio de postventa, etc. No obstante, cuando un producto se ve amenazado por la competencia tiene que bajar sus costos, innovar en otro desarrollo, invertir en publicidad o potenciar comercialmente el producto o servicio. Pese a cualquier definición de valores en los fines de la empresa u organización, el eje principal se mueve alrededor del interés “individual” de directivos y accionistas y la pauta fundamental es conseguir ganancias o volver a generarlas, en caso de haber tenido pérdidas. A su vez, muchas empresas, por ganar o volver a ganar, dejan de lado valores humanos muy importante para la sociedad, un ejemplo claro es lo que hacen muchas multinacionales, que en sus países de origen siguen determinados estándares de calidad, pero que cuando se instalan en países en desarrollo automáticamente dejan de lado los mismos o son más flexibles.
Detrás de esto hay una serie de expectativas de los consumidores que permanentemente hacen equilibrio entre precio, calidad y servicio para adquirir tal o cual bien o servicio.
La nueva economía deberá ser repensada en función de temas más grandes que el interés individual, como pueden ser factores ecológicos de cumplimentación en los productos y servicios; la visión de empresas como proveedoras de mercados globales que conlleve la obligación de pensar o no si determinado producto o variedad es necesario; la orientación de la producción hacia una innovación radical en las formas de producir y consumir recursos energéticos; y sobre todo la búsqueda de ocupación plena y al mismo tiempo mayor tiempo libre. La nueva economía deberá ser pensada en función de la complementariedad y no de la competencia, haciendo lo mejor posible de lo mejor que se sabe producir. Al mismo tiempo el estado de complementariedad servirá para dejar de lado asimetrías –hoy se trata de mitigarlas, pero existen-.

A través de los siglos y principalmente en culturas occidentales la palabra espiritualidad ha sido asociada a la palabra religión. No obstante, espiritualidad es un concepto muchas más amplio que podemos resumir en todo aquello que eleva al ser humano en su condición de hijo de Dios y hermano de su prójimo, dicho de otra manera es todo aquello que implica adquirir nuevas virtudes o nuevos conocimientos que nos lleven a evolucionar individualmente, como parte de un grupo y como raza.
En base a este concepto la economía es el estudio de las diversas formas de administrar los recursos dentro de la convivencia en sociedad y los sistemas que se utilizan para realizar esa administración. Como ejemplo, lo que hoy se denomina capitalismo es un sistema de mayor evolución al feudal, ya que promueve determinadas libertades que el sistema feudal no tenía.
En la actualidad el capitalismo ha llegado a un desarrollo que es perjudicial para la humanidad vista en su conjunto, por lo que podríamos decir que estamos en el pico o empezando a bajar del pico y de aquí (o unos pocos años más) se debería dar inicio a una fase de cambio (donde no se piense al capitalismo como lo que le otorga bienestar al mundo), hacia un sistema económico que permita básicamente: generar un desarrollo inclusivo y equitativo; la convivencia armónica con el planeta; la elevación del nivel de vida de todos los habitantes del planeta. Debemos terminar con la premisa que la actuación individual basada en el ego de directivo y accionistas, sea el impulso que lleve a las empresas a innovar a mejorar, debemos superar los valores individuales que han permitido una buena actuación del capitalismo, pero también una gran marginación de muchos sectores; la acción colectiva debe primar, el interés de la sociedad debe primar, la elevación del hombre como ser humano debe primar.
Como ejemplo, podemos hablar que desde el punto de vista espiritual es inconcebible que mueran de hambre millones de personas por año en África, o que en Latinoamérica crezca año a año la desigualdad social por una distribución cada vez más regresiva de la riqueza.
Repensar un nuevo sistema económico basado en compartir los recursos y compartir la creación de riqueza, sin ser este un sistema comunista, de aquí los términos economía y espiritualidad, es principalmente lograr un cambio de mentalidad en las personas que detentan el poder político y económico (grandes empresarios, directivos de grandes empresas, dueños de grandes extensiones de tierras y políticos). Este sistema ideal debe ser diseñado por todos, ya que a la humanidad no le queda mucho margen de maniobra desde el punto de vista tiempo histórico.

lunes, 16 de julio de 2012

CAMBIO ECONÓMICO - El espejismo de la riqueza que dificulta mejorar

Mucho se habla en los diarios acerca de la pobreza, pero no de la riqueza o las causas que implican que un proceso de compartir sea más dificultoso.
Me gustaría compartir un pensamiento simple, pero que no está expresado en muchos lugares acerca de cómo con el sistema económico mundial imperante es sumamente difícil que cambie o mejore la distribución de la riqueza.
Obviamente, encontrarán que existen numerosas razones aquí no mencionadas –como ser el rol del Estado y de sus gobernantes- y que siempre hay excepciones para que las personas logren progresar, pero a fin de ser breve me concentré en algunas causas que son intrínsecas del sistema actual.

1.       En períodos de baja actividad económica el crédito disminuye y los prestadores buscan acotar el riesgo, con lo cual otorgan mayor crédito, en proporción de sus carteras, a los que más tienen o a sus empresas (por tener estos mayor capacidad de repago). Esto genera que puedan hacer mejores negocios aún en época de crisis.
2.       Generalmente, en períodos de baja actividad económica muchas pyme o negocios florecientes agotan su capital de trabajo positivo, teniendo que recurrir en muchos casos a nuevas inyecciones de capital por parte de sus dueños, hasta que llega un momento en que, si no pueden “aguantar” la crisis, tendrán que vender (o incluso cerrar) a un precio bajo su empresa o negocio. Esto genera que quien más tiene aproveche, muchas veces, oportunidades de compra de negocios, empresas o inversiones a precio bajo, y si efectúa un buen gerenciamiento y el negocio funciona a futuro, quien más tiene terminará ampliando más su patrimonio.
3.       En períodos regulares, de por sí el crédito y sus tasas son más favorables para quienes más tienen.
4.       Normalmente, cuando se busca hacer un negocio se busca a quien más tiene. Para simplificar, si se quiere efectuar un negocio de $1 millón se buscará primero a quién tenga $1 millón y no a muchos que tengan menos. Aunque hay muchas excepciones, en definitiva, en general, los mejores negocios los hacen quienes más tienen.
5.       Referencia poblacional: estadísticamente las personas de mayores ingresos tienen menos hijos. Esto provoca que la riqueza, estimada a través de las generaciones, tiende a dividirse menos en las clases más altos que en las bajas, en donde mayoritariamente no hay nada para dividir. Parte de este fenómeno relacionado con la menor cantidad de hijos, también en las últimas décadas es propio de las clases medias, pero en general –acentuado en países en desarrollo y subdesarrollados- las clases bajas aún mantienen una tasa de natalidad considerada alta.
6.       Oportunidades que da la vida, por un tema de contactos las mejores oportunidades las tienen, en general, quienes más tienen.
7.       Educación. Si bien, en todo el mundo, la educación y el acceso a oportunidades educativas es visto como vía de ascenso social, en general las mejores oportunidades (siempre hay excepciones) las tienen las personas de clase media-alta, media y alta. Coloqué en tercer lugar a la clase alta, porque muchas personas prefieren (siempre con excepciones) aprender a administrar el patrimonio familiar antes de que recurrir a la vía educativa.
8.       La regresión de los sistemas impositivos. Salvo excepciones, en muchos países gravar a quien más tiene es visto como gravar el componente inversión en la economía. Esto provoca que los sistemas, más allá de la simplificación aquí expresada, se tornen regresivos.

Pretendí exponer con esto sólo una parte del problema que no permite a la sociedad y al mundo evolucionar. Intentar vencer estas causas, sería prácticamente crear un mundo nuevo, con lo epopéyico que esto resultaría. Es cierto también que hay muchos argumentos para debatir acerca de esto y posturas acerca de qué es correcto o incorrecto en una sociedad, qué es justo o injusto, qué es igualdad o desigualdad; posturas para debatir acerca de que la riqueza hay que crearla para distribuirla y quiénes son capaces de crearla; posturas para debatir acerca del rol del estado y de los gobernantes, pero quise dejarles un punto de vista, quizás, distinto, o quizás redundante por lo conocido que es.
El tema de que quienes más tienen compartan es transformar a la sociedad en una expresión de amor hacia todos, vernos como un todo, y aunque difícil de visualizar, hermanados como somos. Actualmente, una parte muy importante de la crisis es intrínseca respecto de un espejismo que es tan fuerte y que impide compartir, en donde el sistema actual se ve como normal y como el mejor, lo que lleva a pensar que es normal que haya hambre, que es normal que haya pobreza, que es normal que haya desempleo, que es normal que haya inseguridad, que es normal que haya temor al futuro. Este espejismo sólo compartiendo puede ser derribado. Sin compartir no puede haber justicia social, sin justicia no puede haber paz y sin paz el futuro se vuelva más gris. Compartir es una aptitud que elevará al ser humano.

miércoles, 4 de julio de 2012

Un cambio necesario y obligatorio en las condiciones laborales

Veamos aquí una visión del mundo que desde el punto de vista espiritual es ilusoria, ya que impide grandemente el progreso de la humanidad, actuando como un espejismo que no permite ver el potencial humano y divino.
Podríamos denominar a una de las perspectivas la división entre el factor capital y el factor trabajo. Respecto a la organización legal e impositiva del capital existen en general determinados consensos o coincidencias en la mayor parte de los países, como ser (i) las sociedades limitan su responsabilidad al capital aportado pudiendo los accionistas no responder más allá del mismo, (ii) las legislaciones en general contemplan límites laxos para la repatriación de utilidades, (ii) la tasa de impuesto a las ganancias se encuentra alrededor de 35%. En cambio en lo que respecta a la organización legal e impositiva del factor trabajo hay una gran variación respecto de aspectos como (i) aportes de empleado al estado, (ii) aportes del empleador al estado, (iii) aporte a coberturas médico asistenciales del empleado y/o del empleador, (iv) seguros de vida, (v) aportes sindicales del empleado y/o empleador, (vi) seguros de desempleo, (vii) régimen de vacaciones, (viii) régimen de enfermedades, (ix) régimen de contratación, (x) régimen de despido; en donde en cada país existen divergencias en cada aspecto pudiendo denominar más socialmente protectores a los que más regulaciones y costos tienen y más liberales a los países que menos regulaciones y costos tienen.
La gran variación en las condiciones y costos laborales de las legislaciones comparadas de países son en muchos casos el gran condicionante para que una empresa decida una inversión, optando los que toman la decisión por el costo laboral más bajo. En general, los países que tienen costos laborales más bajos son los países de Asia Oriental, quienes se han visto pseudo beneficiados en las últimas décadas con la instalación de fábricas de todo tipo, en perjuicio de los lugares anteriores donde estaban las fábricas y en perjuicio de los países hacia los cuales van sus productos.
Los temas referidos a situaciones de costos laborales, en general también van acompañados con temas referidos a costos ambientales, donde la falta de legislación en muchos países es un beneficio económico de una empresa y un perjuicio ambiental para el mundo. Es decir, muchos países con costos laborales bajos son coincidentes con regulaciones ambientales laxas –traducido en costos monetarios de cuidado ambiental bajo y consecuencias ambientales altas-.
Desde el punto de vista espiritual y social, es casi inconcebible que en el mundo no exista un acuerdo mínimo acerca de lo que debieran ser conceptos cómo: salario digno; cobertura social del trabajador; cobertura social de los ancianos a través de cargas a quienes están activos; seguros de vida para los trabadores; régimen de vacaciones y régimen de enfermedades; etc. Asimismo, también es denigrante para el mundo que no haya acuerdo mínimos sobre regulaciones ambientales. Es factible pensar entonces que la Organización Internacional del Trabajo ha hecho poco al respecto, que la Organización de Naciones Unidas ha hecho poco al respecto, que los Presidentes de países poderosos han hecho poco para llegar a un acuerdo mundial acerca de esto.
La competencia con que se dirime una decisión del factor trabajo tiene consecuencias en el muy largo plazo imperceptibles para casi todos y más aún por no poderse evaluar pasados alternativos, teniéndonos que conformarnos con un presente en donde la variable de ajuste en el mundo, muchas veces son aquellos que sólo tienen su trabajo para aportar al mundo.
El mundo está en un umbral respecto a qué futuro elegir, si uno separatista y competitivo o uno hermanado y colaborador. Es tiempo de impulsar el cambio hacia lo segundo, no podemos demorarlo más.