martes, 11 de septiembre de 2012

UN FUTURO POSIBLE

Quiero dejar a quien lo lea –lo que va en azul- un mensaje recibido hace años por un gran esoterista británico llamado Benjamin Creme, un mensaje que le fue enviado por un ser espiritualmente muy elevado y que vislumbra, pese a todo lo negativo que sucede hoy en día, que la humanidad sigue avanzando espiritualmente. No obstante, en uno de los párrafos menciona la elección que hay que ejercer en estos años… Sí, en estos años, 5, 10 o 15, no más…
La cuestión es una elección económica, política y social, pero con una profunda carga espiritual relacionada con quienes ejercen el poder, quienes más riquezas poseen y relacionada con la fuerza del pueblo para pedir y aceptar el cambio. Nada será fácil, ya que quienes menos tienen, tendrán que aportar sacrificio, trabajo y orden social. Los cambios no se dan lo rápido que se necesitan, pero históricamente se pueden efectuar en menos tiempo que lo que se supone.
De nuevo, sí, necesitamos un empujón. Quien mejor preparado para darlo que alguien que está a la cabeza de la jerarquía de Maestros que espiritualmente guían los designios de nuestro planeta: “Maitreya – El Instructor del Mundo”
“En esta era venidera, la humanidad desarrollará varios métodos para afrontar los problemas relacionados con la puesta en práctica del Principio de Compartir. Cada etapa en la revelación de este precioso principio acercará más al hombre hacia su Origen. Gradualmente, se apreciará una nueva humanidad, manifestando cada vez más su potencial divino.
En la primera etapa, la redistribución será la nota clave, poniendo cada nación a disposición de las reservas comunes aquellos recursos que posea más allá de sus necesidades. Mediante una forma sofisticada de trueque, los bienes del mundo se repartirán hasta el momento en que la divinidad interior del hombre despierte en él un deseo de un método más simple de estructuración de su vida económica.
Entonces seguirá la etapa de emancipación de la humanidad de la monotonía del trabajo innecesario. Gradualmente las máquinas asumirán las tareas de fabricación. Todos los artefactos de nuestras vidas diarias serán algún día creados de esta manera. Esto conducirá a una autosuficiencia actualmente impensable, tan grandes son las diferencias de desarrollo y recursos entre las naciones. Estas máquinas liberarán al hombre para la exploración de su propia naturaleza interior y garantizarán su progreso hacia la divinidad. Con el tiempo, estas máquinas serán creadas por un acto de voluntad. Por el poder de su mente iluminada, el hombre reunirá un agregado de fuerzas, y creará aquellos instrumentos y aparatos mediante los cuales se satisfarán todas sus necesidades.
Entonces lo que se compartirá serán los recursos y frutos del espíritu. Una creatividad jamás vista antes transformará la vida del hombre, y en esta nueva vivencia y belleza, todos compartirán. Así los hombres se manifestarán a sí mismos como Dioses.
Todo esto depende de la correcta elección del hombre ahora: su capacidad para hacer los sacrificios necesarios para el bien de todos. Una vez logrado, se abre el camino para la liberación del hombre de esas limitaciones auto-impuestas que actualmente le retienen en la esclavitud.
Desde Nuestro punto de vista, estas condiciones se están cumpliendo. Ya las señales se hacen aparentes de que la humanidad a diario crece en conciencia despierta de que el tiempo del que se dispone para realizar los cambios necesarios es verdaderamente corto.
Dentro de poco, surgirá un nuevo sentido de la Unidad, de pertenecer a una familia de hermanos y hermanas. Una nueva y mejor dirección moldeará las vidas de los hombres, y juntos, en creciente armonía, se tomarán los pasos que asegurarán su progreso. Una creciente realización del destino y propósito del hombre le llevará hacia adelante e iluminará su sendero.
Así se pondrán en práctica las etapas del compartir, expresando en cada etapa algún aspecto adicional de la naturaleza divina del hombre, revelando en un siempre creciente resplandor la gloria de esa naturaleza. Hay mucho por hacer en esta época venidera para aprovechar las oportunidades presentadas ahora a la humanidad para evolucionar a un ritmo del todo más elevado. Nunca antes, ni con semejante potencia, han estado disponibles las energías para esto. El momento por tanto es único.