Conoce las causas y comenzarás a
planificar una solución, dice un viejo adagio espiritual.
En el blog hemos tratado de explicar incesantes
veces acerca de implementar políticas, reformas e instituciones que lleven a
las sociedades a compartir los recursos. Esto más que una ciencia es un arte y
como todo arte debe ser aprendido y cultivado.
Tal como efectué en el artículo
relacionado con los gastos de defensas, quisiera exponer ahora un análisis
inverso respecto de los denominados gastos de seguridad interior de cada país,
y nuevamente referirme en particular a los de América Latina, por ser (seguro
por una cuestión idiomática) sobre los que mejor información obtuve.
El análisis inverso al cual me refiero
trata de ver los costos de seguridad/inseguridad como un gran costo social que
la sociedad actual sufre, paga o como queramos denominarlo, por no aprender a
compartir los recursos. Tengamos en cuenta que compartir, tal como hoy está planteada
la sociedad moderna no es una solución fácil de implementar, sino que como
siempre expresé se necesitará de un gran impulso espiritual (el cual está
pronto a llegar) para que el mundo cambie su rumbo actual.
Tomaré como base de este artículo un estudio
denominado “Los Costos del Crimen y la Violencia – Nueva Evidencia y Hallazgos
en América Latina y el Caribe”, emitido por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) y editado por Laura Jaitman (quien coordina la Agenda de Investigación
de Seguridad Ciudadana y Justicia dentro de la División de Capacidad
Institucional del Estado del BID).
No quiero aquí, tampoco escribir un
tratado acerca de la inseguridad y sus costos, sino exponer los temas referidos
a esto como otro problema que está presente hoy en día en una parte muy
importante de la sociedad mundial.
Comencemos
con la definición de los costos de seguridad/inseguridad. Según algunos
estudios del BID (a los cuales les imprimí algunas consideraciones adicionales)
estos costos podrían dividirse en tres categorías:
- Relacionados
con el gasto público para: (i) los sistemas de procuración de justicia,
(ii) policías y otros agentes que velen para brindar seguridad a los
habitantes y (iii) los costos asociados a los regímenes de reclusión y
“rehabilitación” (entre comillas porque en muchos casos por cómo se aplica
no merece llamarse así) como puede ser el sistema carcelario y los
sistemas de protección, resguardo o rehabilitación juveniles. Agregaría
aquí costos vinculados al tercer aspecto como ser costo de salud pública
para quienes padecen la inseguridad (sean víctimas o victimarios), costo
de ambulancias por actuación en hechos de inseguridad; también costo de
campañas públicas relacionadas con la prevención de la inseguridad (ej.
Sistema de monitoreo dependiente del Estado en cualquier nivel).
- Los
relacionados con el gasto denominado privado, que son aquellos que
realizan empresas, personas y familias. Dentro de estos podríamos englobar
a seguridad privada, costos de alarmas, costos de infraestructura para
protección (como puede ser hacer rejas más grandes), costos de sistemas de
monitoreo no incluidos en los anteriores, etc.
- Los
relacionados con el costo social de aquellos que sufren actos de
inseguridad, como ser pérdidas económicas, pérdidas de las sociedades por
las personas fallecidas (en caso de homicidio), pérdidas de productividad
de la sociedad por la cantidad de recluidos que no producen nada, costos
privados de salud por atención en hechos de violencia y también los
relacionados con la falta de desarrollo porque cierta persona o empresa
decide no invertir su dinero en cierta opción productiva a causa de la
inseguridad.
Como observamos, el abanico de costos
es muy amplio y cada vez más es una preocupación creciente de los gobiernos,
particularmente en América Latina. Para visualizar mejor el problema expondré
una serie de gráficos:
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el costo anual
directo del crimen y la violencia en América Latina y el Caribe asciende a US$261.000
millones, o 3,55 por ciento del PBI. Esta cantidad duplica el promedio de
países desarrollados y equivale al total que la región invierte en
infraestructura. Además, el gasto es equivalente a lo que sería el ingreso del
30% de la población de menores ingresos de la región. Sí la región disminuyera
sus costos al nivel de países desarrollados, podría aumentar la inversión en
infraestructura en un 50%.
Mismo
cálculo que el gráfico anterior, pero expuesto por país (de los incluidos en el
estudio) de América Latina.
En el prefacio del estudio se menciona
lo siguiente: La región de América Latina
y el Caribe (ALC) ha mostrado progreso en muchas áreas socioeconómicas en la
última década. Entre 2004 y 2014, la mayoría de los países experimentaron tasas
de crecimiento anual cercanas al 4%, los índices de pobreza disminuyeron y los
ciudadanos de ALC se volvieron más saludables y alcanzaron un mayor nivel de
estudios….
En
contraste, el crimen aumentó. ALC continúa siendo la región más violenta del planeta,
con una tasa de homicidios de 24 por 100.000 habitantes en 2015 (cuatro veces
la media mundial). Sin embargo, a pesar de la gravedad del problema, los costos
que la delincuencia y la violencia imponen a la región solo han comenzado a
recibir atención sistemática hace muy poco tiempo. Ante los altos índices de
criminalidad, los costos de la delincuencia pueden ser considerables: las
personas cambian su comportamiento para evitar (o participar) en la actividad
criminal, los hogares gastan para protegerse de la delincuencia, las empresas
reducen su inversión e incurren en pérdidas de productividad y los gobiernos
cambian la asignación de recursos.
Por
lo tanto, preguntamos: ¿Cuán grandes son los costos del crimen y la violencia
en ALC? ¿Cómo se pueden medir? ¿Cómo se pueden reducir? Las estimaciones de
dichos costos resultan útiles para concientizar sobre la magnitud del problema,
situar el tema en las agendas nacionales e internacionales, identificar áreas
para mejorar la asignación de recursos públicos y privados, y diseñar mejores
políticas de prevención del delito y control de la delincuencia.
La
inseguridad en ALC es un desafío para el desarrollo…
El informe que menciono es muy amplio
y bien explicado, mencionando las diferentes aristas que abarcan los temas y
gastos relacionados con la inseguridad, pero vayamos profundizando más el tema
con otros aspectos.
La tasa de homicidios de América
Latina se ubica cercana a 24 personas asesinadas cada 100.000 habitantes, que
es casi cuatro veces más alta que el promedio mundial.
En términos reales los gastos
relacionados para contener esta ola de inseguridad, fueron más que duplicados
por los gobiernos centrales, por los gobiernos provinciales o estatales, entre
los años 2006 y 2012, teniendo cada vez más relevancia en los presupuestos. Sin
embargo, los indicadores de seguridad no han mejorado.
En abril del año 2013, el Presidente
del BID (en ese momento), Luis Alberto Moreno, puso cifras al tema y estimo que
a raíz de la inseguridad la región pierde potencialmente un 7% del PBI, lo que
representaría unos USD 350.000 millones.
Los estudios también exponen
información acerca de cómo afecta la salud negativamente, en el caso de hijos
de mujeres que sufrieron eventos de violencia; o de cómo bajan el valor de las
rentas y valor de las propiedades en zonas con más violencia; o de cómo la
violencia absorbe ganancias de las empresas por tener que pagar mayores costos;
o de cómo absorbe disponibilidad de fondos en las familias por su mayor gasto.
En general, también diversos estudios exhiben que los que más sufren episodios
de violencia son sectores de clases bajas o clases medias. Asimismo, todos los
estudios concluyen que a mayor penetración de las drogas dentro de una
sociedad, mayor inseguridad y mayor violencia sufre esa sociedad.
Las consecuencias son amplias, yendo
desde las pérdidas de vidas; las pérdidas materiales; las pérdidas por costo de
oportunidad; las pérdidas de tiempo de vida, de horas de trabajo, de disfrute,
etc.; pérdidas por mayores costos; hasta dos sensaciones que se transforman en
emociones, sentimientos y una forma de vivir: (i) esa sensación que sufren
muchas personas, que cada día son más, de que puede ser víctima de algún hecho
de inseguridad, generando una vida vivida con cierto temor y preocupación; (ii)
la segunda sensación es la que recorre la mente de víctimas (quizás hasta de
victimarios) de pensar cuál es la salida o cómo son las soluciones para vivir
una vida donde no existe la inseguridad, los hechos de inseguridad o que estos
estén acotados a expresiones mínimas.
En lo que refiere a las soluciones
existen propuestas de todo tipo. Mencionaré algunas a título ejemplificativo:
Medidas directas para combatir la
inseguridad:
-
Mayor
presencia de las fuerzas de seguridad en puntos sensibles.
-
Mejora
en los sistemas de prevención como monitoreo, alarmas, avisos, apps de prevención,
etc.
-
Reformas
en los sistemas procesales como ser, juicios express en algunos casos,
modificar códigos procesales, evitar salidas transitorias en ciertos casos.
-
Reformas
en los sistemas penales juveniles, que pueden incluir desde baja en la edad de
imputabilidad, hasta modificación de las estructuras de albergues, extensión de
la responsabilidad a adultos en algunos casos.
-
Reestructuración,
modernización y ampliación de los sistemas carcelarios, dentro de las muchas
variantes que puede haber.
-
Mapas
del delito.
-
Descentralización
administrativa de la prevención.
-
Capacitación
de las fuerzas de seguridad interior o incluir a fuerzas de seguridad exterior
en la lucha contra el delito interior.
-
Planes
para evitar el acceso a las armas o para el desarme.
-
Mejorar
la complementariedad y coordinación de diferentes áreas que trabajan en el tema
de la inseguridad, también abarcando esto extensas variantes.
-
Etc…
Medidas indirectas para combatir la
inseguridad
Sobre este punto los especialistas
coinciden en que se trata de un problema multidimensional y, en general,
señalan a medidas socioeconómicas de inclusión como las vías de solución del
problema, como ser:
-
Programas
de incorporación económica y social de jóvenes en riesgo, y también de madres
de jóvenes o niños en riesgo.
-
Mejora
en la educación y mejora de todas las dimensiones que esto abarca.
-
Creación
e inclusión de formas relacionadas con el deporte, como forma de alejar a los
niños y jóvenes de situaciones potencialmente peligrosas.
-
Programas
o vías de información para alejar a jóvenes de las drogas o el alcohol, por
considerar estos elementos como motivadores para el inicio de situaciones de
violencia.
-
Programas
de capacitación en artes, oficios y profesiones de personas en situación de
detención.
-
Incentivar
la reactivación económica e inclusión de sectores postergados.
-
Etc...
Sin embargo, en mi opinión todas y
cualquier medida similar que se tome en este sentido no será suficiente para
reducir las situación o hechos de inseguridad. Hace unos años escribí un
artículo titulado “La No Distribución de la Riqueza” (http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2013/10/la-no-distribucion-de-la-riqueza-como_18.html), en donde entre otros temas mencione
varios artículos que decía:
La desigualdad genera problemas sociales
y de salud
Wilkinson y Pickett (2010) examinan la
relación entre la desigualdad de ingreso y problemas sociales y de salud. Ellos
llevan a cabo pruebas empíricas a lo largo de un grupo de países de la OCDE así
como de los 50 estados de Estados Unidos. Entre ambos escenarios, los
resultados muestran claramente que las consecuencias sociales y para la salud
son sustancialmente peores en las sociedades más desiguales. En especial,
los individuos en las sociedades más equitativas, inter alia, disfrutan de mejor salud, viven más, tienen menos
probabilidades de sufrir enfermedades mentales, obtienen mejores resultados
académicos, consumen menos drogas ilegales, tienen menos comportamientos
criminales, disfrutan de más movilidad social, son más confiados, experimentan
menos violencia y tienen menos probabilidades de ser madres adolescentes en
comparación con quienes viven en sociedades menos equitativas.
Una de las
contribuciones más significativas de Wilkinson y Pickett fue el desarrollo del Índice Internacional de Problemas
Sociales y de Salud (IHSP). Este índice compuesto cubre 23 países de la
OCDE e incluye los siguientes indicadores: homicidios, encarcelaciones,
mortalidad infantil, esperanza de vida, resultados en alfabetismo y
matemáticas, enfermedad mental, obesidad, movilidad social, nacimientos entre
adolescentes y confianza. Hasta la fecha, el IHSP ofrece quizá la más completa
instantánea de los impactos sociales, a lo largo de varias naciones que no
incluye un parámetro sobre el ingreso, lo que le convierte en una fuente ideal
para el análisis de la desigualdad de ingreso. Se presenta el convincente
gráfico de Wilkinson y Pickett, que refleja los hallazgos generales de su
investigación, situando el IHSP
junto a los datos sobre desigualdad más actualizados (Figura que sigue).
Este especial conjunto de datos demuestra una relación muy fuerte entre el
aumento de los niveles de desigualdad y unos mayores problemas sociales y de
salud (ρ = 0.54).
Entonces, si bien las medidas
indirectas relacionadas con la mejora social y económica de los países seguramente
disminuirán las situaciones y los costos relacionados con la inseguridad, es
evidente que los dirigentes políticos (al menos una parte importante de ellos)
que tratan el tema no plantean, en ningún momento, que es el sistema
socio-económico actual, al tender permanentemente a empeorar la distribución de
la renta, el principal causante de la inseguridad.
Tampoco la inseguridad es un tema
sencillo de resolver, ni se trata de una simple reasignación de recursos para
repartirlos a quienes delinquen o tienen posibilidades de delinquir, sino que
se trata de encarar como sociedad mundial o regional una gran transformación
del sistema actual. No me canso de repetir que sin la aparición en la escena
pública del Instructor del Mundo (Maitreya) y los Maestros de Sabiduría esto no
será posible, no porque ellos vengan con las soluciones, sino porque su palabra
y presencia encenderán sentimientos de cambio en los corazones de millones y
millones de personas en el planeta (lo que no se hará de la noche a la mañana,
sino que será un proceso); también su consejo (sin infringir el libre albedrío)
mostrará alternativas para solucionar el tema.
Todos los problemas del mundo, que son
muchos, cuando se los entrelaza y cruzan sus variables indican que la solución
global de los problemas es, por un lado, imperiosa y, por otro, sí o sí
aprender a compartir los recursos. Actualmente, y también dentro del tema
inseguridad, se habla de medidas indirectas tendientes al crecimiento, de
aumentar la producción económica de bienes y servicios siendo eficiente, pero
en ningún momento se habla de que quizás esto traiga sobreofertas de productos
en el mundo. Se habla de producir bienes con mayor valor agregado, lo cual es
correcto, pero siempre se habla en el marco de la competencia. La competencia
con otros bienes y servicios del país, la competencia con otros bienes y servicios
de otros países. Es cierto, que hay muchas zonas en el mundo que deben
incrementar su producción de bienes y servicios para sacar a millones o miles
de millones de la pobreza, pero esto no puede ser efectuado bajo el sistema
económico actual, sino las consecuencias serán las mismas, y sólo se estarán
cambiando (en muchos casos) figuras de lugar. El momento que vivimos es único y
la elección a realizar también lo es, única en la historia de la humanidad,
compartir y abrazar formas cooperativas es la salida, aunque la construcción
sea difícil, se hará sobre bases más sólidas.
La venida del Instructor del Mundo y
sus Maestros tiene como uno de sus objetivos demostrar que existe una unión
divina entre todos los hombres, a la cual podemos definir como “Dios es todo y
todo es Dios”. Descomponiendo esta frase se infiere que Dios es un ser que
enalma al planeta y cada vida tiene una conexión con EL, por lo tanto cada vida
tiene también una conexión con las otras vidas del planeta, todo está
interconectado. No somos los mortales quienes podemos ver tal conexión, sino
que a medida que el hombre evoluciona llegará un punto en donde comenzará a
percibirla. Esto implica que estas enseñanzas brindarán a muchas personas los
incentivos necesarios para que políticas orientadas a compartir los recursos
sean puestas en práctica. Otro de los objetivos del emerger es comenzar a
instruir a la humanidad (o gran parte de ella) acerca de lo que los Maestros
mencionan como “El Arte de la Realización del Ser”, esto se refiere (en mi opinión)
a saber que todo ser humano es un dios en potencia, que para ello debe
emprender caminos espirituales para elevarse sobre su condición actual; lo que
traerá aparejado cambios y simplificaciones de muchos estilos de vida,
alejándonos del materialismo inmenso en el cual la humanidad ha caído (sólo lo
vivimos, no nos damos cuenta de esto y nos acostumbramos a vivir de esta
manera) y del cual los Maestros pueden ayudarnos a salir.
Quise exponer dos ideas en el párrafo
anterior con el fin de manifestar el aventón que recibiremos para solucionar
muchos de los problemas actuales, entre ellos el que está siendo tratado en
este artículo.
Antes de concluir este artículo
quisiera manifestar algunas ideas relacionadas con el tema de inseguridad,
quizás intentar otra visión del problema:
1-
En
el caso de América Latina existe un gran atraso en infraestructura carcelaria,
los reclusos en general padecen condiciones de hábitat desastrosas que son poco
proclives para la rehabilitación. Sobre este punto habría que dividirlo en tres
variantes: (i) mayor inversión en infraestructura, pero esto requiere que
aumente el gasto, lo que nos lleva a uno de los puntos que plantearemos más
adelante; (ii) comenzar a copiar ejemplos del mundo en donde la rehabilitación
funciona, como el caso de algunos países escandinavos (Holanda, Suecia y
Noruega), lo que nos remite a efectuar estudios, ya que las condiciones
socioeconómicas del entorno, las condiciones psicológicas de los reclusos, las
condiciones de vida previa de los reclusos no son iguales y deberán adaptarse
para que sí funcionen; (iii) cambiar todas las leyes que se necesiten para que
los reclusos puedan trabajar, a lo cual me explayaré en otro punto.
En
este punto, me llamó la atención artículos publicados en el año 2013 en donde se
decía que en Suecia y Holanda se comenzaban a cerrar cárceles por falta de
reclusos. Soy consciente de que América Latina está lejos de esos países, pero
al menos vemos la existencia de modelos a seguir.
2-
Reubicación
de cárceles. Más allá de lo planteado en el punto 1, otro tema a plantear sería
reubicar las cárceles en lugares donde puedan crearse nueva oferta de bienes o
de servicios para que algunos reclusos puedan optar por trabajar, al mismo
tiempo que se los incluye en programas educativos para su futura inserción.
Esto sólo puede ser efectuado sí se piensa un sistema socioeconómico
funcionando con mayor cantidad de bienes o servicios. Un par de ejemplos
quisiera otorgar para figurar la idea: (i) ubicar cárceles en zonas que puedan
ser reforestadas o forestadas (sí es que nunca se hizo) con árboles para
comercialización; (ii) ubicar actividades mineras en zonas inexplotadas. Es
necesario aquí la conjunción de grandes acuerdos público-privados para que esto
se pueda lograr.
3-
Respecto
a costos, podemos inferir lo siguiente, en un sistema económico todo lo que
signifique ingresos de las personas en general redunda en mantener o aumentar
el funcionamiento del sistema económico. Lo quisiera graficar en sus mentes con
un ejemplo para el caso de la inseguridad, supongamos que en una pequeña
localidad hay 2 policías y 1 ladrón. El ladrón entra y sale de la cárcel,
genera costos de mantenimiento. A su vez, los policías tienen que mantener el
vehículo con que andan, echarle combustible, etc. La pregunta sería cuánto
cuesta todo el gasto por mantenimiento que no sea ingresos de las personas, y a
ello también podríamos sumar parte del costo económico por las pérdidas de los
hogares que sufrieron robos. ¿Qué pasaría sí efectúo un estudio psicológico
profundo al ladrón? ¿De qué le gustaría vivir?, ¿cómo podría hacer para
reencausar su vida (obvio que no va a ser una vida de excesos o lujos, sino
algo normal para dicha comunidad)? ¿tiene el ladrón capacidad mental o
suficiente discernimiento para emprender una vida vivida en sociedad y sin
causar delitos? Entonces, sí el estudio resulta favorable a la reinserción,
¿qué pasaría sí durante algún tiempo los fondos que se gastaban en
mantenimiento van a parar a la rehabilitación del ladrón?
Tampoco
es tan sencillo hacer esto y diré razones que cualquier lector esbozará del por
qué es complejo. En un escenario como ese, muchos de condición socioeconómica
inferior al ladrón, y/o aquellos que no son asiduos al trabajo, quizás se
verían incentivados al delito para luego entrar en el mismo plan. Es muy
posible, pero por eso veremos que se necesita la reforma integral del mercado
laboral, hacia uno basado en compartir los recursos. Otros dirán, esto ya se
hace en muchos países porque ciertas personas reciben asistencia estatal, en donde
uno de los objetivos (hay muchos otros) de la asistencia es que no se vean
tentados a delinquir; aquí la respuesta es sí, y que poco a poco, con el cambio
del mercado de trabajo, estos tipos de estudios para saber qué se quiere hacer
y en qué manera puede lograrse se deberían extender a otros segmentos sociales.
De igual manera, estarán aquellos que simplemente se negarán a tal actitud de
ser generosos con el ladrón; la respuesta aquí es sencilla, pero difícil de
asimilar, “otra oportunidad”, “volver a tender la mano para ayudar”.
A su
vez, como observarán, en este ejemplo me referí a la persona como “el ladrón”,
queriendo dejar de lado delitos más aberrantes, que tienen que ser analizados
con otra óptica. Creo que el tema principal, en toda actividad económica que se
realice es ofrecer más bienes y servicios a la población de tal sector
geográfico, tratando de que lo que se oferte sume (sea nuevo) y no compita con
lo existente (si no se entrará sólo en un cambio de figuritas), por lo tanto el
ingenio deberá agudizarse para desarrollar cualquier tipo de plan.
4-
Identificación
de la potencialidad y efectuar acciones para la prevención. Es cierto que mucho
se habla de prevención en el tema de la inseguridad, pero aquí me refiero a
otro punto. Sabemos que en América Latina hay muchas, muchas personas en
situación de vulnerabilidad social, es por esto que una de las tareas más
grandes en un proyecto basado en compartir debería ser, en el futuro, la
conformación de grandes grupos de psicólogos y asistentes sociales, no sólo
para que traten temas de niños, sino para que comiencen a trabajar desde los
lugares que son víctimas de delito, junto con las fuerzas de seguridad para
identificar, eventualmente proponer y llevar a cabo medidas para mejorar la
situación de vulnerabilidad. Ejemplo, sí un barrio o zona sufre reiterados
robos, la policía debería investigar
quiénes son (en la actualidad muchos casos de hurto son poco o nulo
investigados) y derivar al grupo de psicólogos y asistentes sociales para
comenzar a implementar medidas. Es obvio que esto requerirá mayor gasto público
y por eso me remitiré al punto 5.
En
este punto también debe ser incluido el tema de solucionar el hambre. Ya he
expuesto en http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2014/09/compartir-la-politica-economica-del.html porque el tema es importante, y
asociado a este artículo podemos agregar que personas que puedan cubrir su
alimentación con mejores dietas son personas que tienen más posibilidades de
educarse, de pensar adecuadamente acerca de qué es bueno o no para la sociedad.
5-
Diferencias
entre países desarrollados y en desarrollo o subdesarrollados. Quiero exponer
aquí un punto muy complejo de explicar y que abarca no sólo el tema de la
inseguridad, sino muchos otros temas. Cuando observamos el gasto en porcentaje
del PBI de los países desarrollados, se observa que es entre la mitad o menos.
Por otro lado, cuando se observan los planes de asistencia financiera que se
ofrecen desde organismos financieros internacionales (que mayoritariamente son
comandados por los países desarrollados) en general lo que se pide es bajar el
gasto público, pero diría HEYYYYY… TENGO UN PROBLEMA DE INSEGURIDAD. Entonces,
la verdad es que este tipo de pedido, en un mundo donde los organismos
financieros internaciones son parte del problema global (he tratado este punto
en otros artículos) va muchas veces a contramano de las necesidades reales de
cada país, porque en el pensamiento de estos organismos prima como base la
competitividad, los países tienen que ser competitivos. Esto lo he repetido
numerosas ocasiones, lo que tiene el mundo es una crisis de competitividad en
donde se pretende ver como igual situaciones o grupos sociales que no son
iguales. Lo mismo sucede con otros segmentos del gasto público sí se los
compara.
Una
forma de encarar estos temas fue expuesta en artículos relacionados con el
sistema financiero global y sus problemas, y sería la creación de Bancos u
Organismos Regionales (integrados por varios países) que regulen la oferta
monetaria en determinada zona para no depender de los bancos u organismos
internacionales actuales.
6-
Más
allá de que el sistema global necesita virar hacia uno basado en compartir,
otra consideración indirecta que serviría para disminuir las situaciones de
inseguridad, está relacionada con la implementación de políticas de
planificación familiar. En el artículo (http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2013/07/planificacion-familiar-algunas.html) expliqué cómo se ha producido el
achatamiento de la pirámide poblacional en Argentina, esto mismo sucede en
varios otros países de América Latina, incluso en varios de América Central, en
donde el problema de inseguridad es muy grave. El tema es sencillo, los sectores
más vulnerables económicamente por cuestiones educativas, nutricionales,
aspiraciones o lo que sea tienen mayores posibilidades que una muy mínima parte
de las personas que lo integren delincan. La cuestión pasaría sí agrando esta
base, agrando la posibilidad de que haya mayor fuga de personas para cometer
delitos. Sin que este no sea el mayor fundamento para que se implementen
políticas relacionadas con planificación familiar, es un fundamento más que
suma para que sean necesarias.
7-
En
el último punto me referiré al mercado del empleo, por qué es necesario
aprender como humanidad a compartir los recursos, no sólo para evolucionar como
raza y como almas, sino porque es la única alternativa válida para crear un
futuro brillante. El factor trabajo también deberá sufrir grandes
modificaciones en el futuro. Cuando uno piensa en inseguridad en un alto
porcentaje se asocia a personas que por diversos motivos no tuvieron
oportunidad de tener trabajo o no lo buscaron porque el sistema global actual
está configurado tal como lo conocemos hasta ahora. Por lo expuesto en http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2016/03/como-esta-el-mundo-respecto-de-empleo.html debe cambiar el mercado global de
empleo y esto tendrá impacto también en la inseguridad.
Repito, el tema encarado aquí no es
fácil de asimilar, ni en el entorno actual en el que vivimos, ni tampoco será
tan fácil de asimilar dentro de un mundo pensado para compartir. Por suerte, no
he sufrido en mi vida eventos de inseguridad (sólo cosas mínimas que me han
sustraído de mi casa), pero sí soy de los que viven en la sensación de que hay
que cuidarse permanentemente y que el tema algo de intranquilidad en la vida nos
deja; que alguien se meta con el fruto de tu esfuerzo (ni hablar cuando hay
daño físico) genera bronca, diría, en el 99% de quien ha sufrido algún evento
negativo. Pero esto trata de un tema (uno más) que habrá que reformular en la
sociedad futura.
Como he venido
repitiendo constantemente, creo firmemente que el cambio de mentalidad de
quienes toman decisiones por el pueblo, de quienes delinquen, de quienes tienen
poder para aportar algo al cambio, del resto de los políticos, de quienes
actualmente trabajan en el tema de inseguridad empezará con el emerger público
del Instructor del Mundo y seguirá con su trabajo y el de los Maestros de
Sabiduría, cuando comiencen a convivir con la humanidad. La amalgama de amor de
estos seres permitirá la apertura en los corazones para los impulsos del
cambio. Estará en todos nosotros poder efectuarlos.