lunes, 26 de marzo de 2012

EL DESAFÍO MÁS GRANDE

La necesidad de vernos como parte de un todo
Repasando las máximas con que se vive actualmente, desde el plano económico se piensa que la suma de los esfuerzos individuales traerá el mayor beneficio para el mundo: esto es un error si analizamos a lo que hemos llegado. Las corporaciones dominan el mundo, dejando miles de millones en la pobreza; los sistemas de producción actual están dejando un planeta degradado día a día por el desastre ecológico, con una inclinación futura hacia la autodestrucción; sigue habiendo focos de conflicto bélico en algunos lugares del mundo y un clima de tensión permanente que no permite tener “paz mundial”; etc. Entonces, al preguntarnos cuál es la principal limitante que impide al planeta prosperar, veremos que la respuesta es la más sencilla, aunque el cambio es altamente difícil (pero no imposible): LA FALTA EN LOS HOMBRES DE RECONOCERSE COMO UNA UNIDAD DEJANDO DE LADO LAS NECESIDADES DE LOS QUE MENOS TIENEN y COLOCANDO EN SU LUGAR EL BIENESTAR INDIVIDUAL O EL BIENESTAR DE LOS MAS TIENEN.
Para vernos como hermanos, siendo cada uno de nosotros una parte de un gran ente viviente llamado Tierra y siendo hermanos de todos los seres humanos, debemos empezar por una visión: Somos parte de un plan, somos parte de un plan de un Ente Superior que enalma al planeta y que llamamos Dios, somos almas en encarnación con el propósito de evolucionar como seres individuales y como raza.
¿Por qué hacer estas afirmaciones cuando estamos hablando de economía? Simple: porque hoy nos regimos por la maximización de los esfuerzos individuales como logro del mayor bienestar y esto rige a las fuerzas de mercado. Cambiar esta visión es el paso más importante que tiene que dar la humanidad para lograr un sistema de mayor armonía basado en compartir los recursos. Cambiar esto es lo que impulsa a este Dios a enviar al Instructor del Mundo. Cambiar esto sería reconocer que hay que cubrir la necesidad de los más débiles (quienes sufren hambre, quienes sufren la falta de vivienda, etc.) como parámetro principal a corregir.
¿Cómo empezar, quiénes tienen que cambiar, por dónde empezar el cambio?, son preguntas que cualquier se haría para comenzar un nuevo sistema, pero que son muy extensas para contestar, y mejor intentar explicar por separado. Como ejemplo solemos apuntar en este sentido a quienes más tienen, pero no sólo ellos deberán hacer un esfuerzo.
Una vez reconocidas estas necesidades, se podrán poner en práctica las etapas de un sistema basado en compartir, ocupándose de las prioridades, pero a su vez expresando en cada etapa algún aspecto adicional de la naturaleza divina del hombre. El desafío es enorme en esta época venidera. La cuestión es ver si cómo sociedad lograremos un estatus espiritual suficiente para sobrellevar correctamente este desafío y evolucionar a un ritmo más elevado y deseado.