Uno de los grandes
problemas por los cuales transita la humanidad trata acerca de cómo el concepto
de vivienda separa paulatinamente los segmentos sociales.
En el 2014 escribí acerca del problema de la
vivienda, en donde se calcula que unos 2500 millones de personas viven en las
denominadas infraviviendas: http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2014/06/el-problema-de-la-vivienda-dentro-de-la_5.html.
Asimismo, en el año 2013 escribí http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2013/06/urbanizacion-un-problema-mundial.html.
Con la lectura de estas
2 notas y verificando la realidad, el
lector podrá apreciar que los problemas de urbanización continúan, son vigentes
y poco a poco se agravan en todas las grandes ciudades de los países.
Esta nota va a ser
enmarcada para parte de América Latina, pero podría aplicarse también a otros
países en donde suceda el mismo fenómeno de urbanización.
Según la CEPAL, aunque más de dos tercios de la riqueza
que se genera en América Latina procede de las ciudades, una de cada cuatro
personas en áreas urbanas es pobre, indica el informe. Se estima que unos 111
millones de personas viven en barrios marginales, lo que contribuye con los
altos índices de desigualdad, violencia e inseguridad que padecen las urbes
regionales.
En los últimos 60 años, las ciudades crecieron
aceleradamente en toda la región. Para Alain Grimard (Director Regional de
ONU-Habitat para América Latina y el Caribe), "lo más negativo es que el
espacio físico crece más rápidamente que la población, con lo cual disminuye la
densidad de las ciudades".
Eso hace que los costos de la infraestructura y la
prestación de servicios se encarezcan, incluso los gastos en los que debe
incurrir la administración pública para el gobierno de una ciudad. Una de las
soluciones que propone el estudio es un mayor desarrollo de la vivienda
vertical o "densificar las ciudades".
"Densificar ciudades significa tomar menos
espacios en áreas de producción agrícola y gastos más bajos de los poderes
públicos", afirma Grimardi.
Una de las consecuencias más graves de la expansión
urbana es que va en detrimento, por pérdida de población, de las zonas rurales,
que es donde se producen los alimentos.
Sin embargo, para ONU-Habitat, el fenómeno urbano
es positivo.
Las soluciones se deben coordinar desde los
gobiernos nacionales, aunque las administraciones locales también son capaces
de generar empleos y acometer obras de alto impacto social.
"Hay que destacar la creación en
los últimos 15 ó 20 años en la región de nuevas formas urbanas. Hablamos del
proceso de conurbación, un fenómeno que nos parece más importante en América
Latina que en otros continentes. Es un problema de gobernabilidad y un desafío,
al igual que el fenómeno del corredor urbano, que puede ser una oportunidad
económica, pero requiere nuevos mecanismos de gestión".
Como vemos al destacar algunos
artículos relacionados con el tema, la solución que se plantea parece no ser la
correcta desde el punto de vista ambiental, social, comercial y hasta
planetario. Los gobiernos en general insisten con urbanizar y con la generación
de soluciones verticales.
Este tipo de soluciones acarrea a la
sociedad varios problemas en simultáneo: (i) al crecer la densidad genera que
el comercio o los nuevos productos o servicios se enfoquen en brindarse en las
grandes urbes y no beneficia la federalización de productos y servicios,
servicios y comercios que se agrandan y con el sistema actual coadyuva a la
concentración de la riqueza; (ii) con el crecimiento permanente de la
tecnología sucede también que en las grandes urbes tienda a crecer el desempleo
y el empleo informal en base a la mayor oferta de empleo existente –esto
viéndolo desde el punto de vista de la necesidad es positivo, pero visto desde
el factor trabajo genera tendencia hacia la precarización laboral-; (iii)
sucede mucho en América Latina que el crecimiento de las urbes y la llamada conurbación
es un proceso totalmente desordenado en donde el crecimiento de la población y
de la vivienda (sea cual sea el tipo al que pueda acceder cierta persona) no es
acompañada por el crecimiento de los servicios públicos como luz, agua potable,
cloacas, red de gas natural y en la actualidad (en base al mundo totalmente
moderno en el cual vivimos) podríamos sumar telefonía e internet, lo que denota
–más allá de sí es público o privado el prestador- la ausencia del estado en la
planificación urbana y sobre todo en la prestación y control; (iv) falta de
prestaciones de servicios estatales, en general se aumenta la carencia o baja la
calidad de lo existente, en lo referido a escuelas, seguridad, salud y justicia.
En definitiva, la falta de coordinación y ejecutividad, sumado al problema de
ver toda la arista como un gran mercado genera el caótico desarrollo
urbanizacional que se produce en gran parte de América Latina y del mundo.
En general, tema que no sucede en
América Latina, en muchos países desarrollados de Europa del Norte, es el
Estado en sus diferentes niveles quien genera un plan estratégico de
crecimiento demográfico: (i) se plantea hacia dónde debería crecer la población
y hacia dónde deberían establecerse las viviendas; (ii) se plantea qué tipo de
zonas habrá en cada lugar: como ser viviendas residenciales, viviendas en
altura, viviendas horizontales, viviendas de gran metraje cuadrado o de menor
metraje, también qué tipo de zonas verdes habrá en cada lugar, qué tipo de
circulación vehicular, bicicleta y pedestre habrá en cada zona, también de ser
posible las denominadas zonas azules relacionadas con los cauces de agua en
entornos urbanos o suburbanos; (iii) se plantea cómo van a distribuirse, cómo
van a llegar a la población y con qué calidad serán los servicios públicos y
semipúblicos, tal es el grado de avance en algunos distritos de países
desarrollados que se están comenzando a colocar generadores de energía cinética
(por movimiento, como ser cada vez que los coches circulan por cierto lugar o que
bicicletas circulan por cierto lugar; (iv) de igual manera aunque es más
complejo, se plantea de qué vivirá o cuáles serán las principales fuentes de
trabajo, pero sobre esto me referiré más adelante.
Es indudable que ante tamaña tarea de
planificación es el Estado en sus diferentes niveles quien debe estar presente
en la política estratégica, pero también en la ejecución, al menos de muchos de
los aspectos para que las ciudades del futuro sean lo brillante que la mayor
parte de la población desea.
Sólo a los efectos de comentarios, en
algunos países del norte de Europa, como Holanda o Finlandia, es el propio
Estado quien expropia, construye lo necesario para que lleguen todos los
servicios, la pavimentación y luego el mismo Estado vende los lotes. En algunos
casos son emprendimiento mixtos. Lo que busca asegurarse es el orden del
crecimiento urbano y que no exista especulación con los precios inmobiliarios.
Ahora, como veremos, no sólo se trata
de planificación, sino se trata de cómo hacerlo, y cuál o cuáles van a ser las
fuentes de trabajo de la zona a urbanizar. Sobre este punto hay que efectuar 3
grandes divisiones del tema, según mi parecer para todo lo que atañe a América
Latina.
1. La necesidad de desurbanización
2. La necesidad de construcción o reconstrucción de
pueblos y ciudades
3. Pensar cómo se vivirá y de qué se vivirá en la
ciudad o pueblo a construir en el futuro
1. La necesidad de desurbanización: afrontar el
problema de la urbanización significa que una de las soluciones posibles es
desurbanizar. Para esto todos los gobiernos, principalmente los de América
Latina deberán tomar conciencia de: (i) la existencia de grandes excesos
poblacionales en los principales centros urbanos; (ii) el problema del crecimiento
de la infravivienda; (iii) el reconocimiento de que a medida que crecen los
centros urbanos se va precarizando el trabajo por mayor oferta; (iv) la
necesidad de proyectar un futuro con menos trabajo humano, más robotización y
más tecnología al servicio del hombre, lo que implicaría que en los centros
urbanos haya aún menos trabajo; (v) la necesidad de creación de países más
federales; (vi) la necesidad de desmantelar o destruir todo lo relacionado con
infravivienda; (vii) más adelante ver qué se va a hacer con esos lugares donde
se desmantelen las infraviviendas.
2. Respecto de la necesidad de construcción o
reconstrucción de pueblos y ciudades, varias ideas fueron esbozadas en http://nuevaeconomiaycompartir.blogspot.com.ar/2012/12/cambiar-el-sistema-un-mundo-mejor-parte.html
A su vez, los puntos 1 y 2 requerirán
de numerosos sectores económicos que colaboren con la reconstrucción del nuevo
mundo. A esto podemos agregar algunas consideraciones: (i) incentivar a través
de desgravaciones impositivas totales la instalación de fábricas de elementos
de construcción; (ii) respecto de los servicios, desde el punto de vista
comercial, sería casi impensado que empresas privadas vayan a invertir a
lugares que van a construirse o reconstruirse ciudades futuras, con lo cual,
todo deberá ser enmarcado en un gran plan estatal para la puesta en marcha de
los distintos tipos de servicios; (iii) pensar en cómo efectuar los planes de
manera rápida, lo que conllevará la puesta en marcha de varios factores
–habitación, sanidad, comunicaciones, etc- de manera temporal, para luego dar
paso a lo definitivo.
3- Este
es uno de los puntos más álgidos a ejecutar, ya que una parte muy importante
del futuro de la humanidad tiene que ser pensado en base a la simplificación de
los estándares de vida y en base a la orientación de productos y servicios
(nuevos y existentes) que colaboren o se integren en la premisa de un gran
sistema basado en compartir. Cuando se analicen todas las nuevas zonas o
ciudades a crear se deberá pensar en qué producirá o qué servicio dará para su
propia población, para su zona, para su país y al sistema global. Voy a dar un
ejemplo: en el futuro la sociedad mundial debe cambiar sus políticas para la
ancianidad, ya que el envejecimiento de la población afecta a una gran cantidad
de países; entonces en aquellos países que cuenten con buenos servicios de
salud y sean buenos en la producción de medicamentos podrán ser creadas en
ciertos lugares (en particular pensando que queden relativamente cerca de
ciertos centros urbanos grandes) ciudades nuevas relacionadas con el cuidado de
personas mayores que deseen retirarse a vivir a un entorno semiurbano (algo
similar sucede por ejemplo en EE.UU. donde muchas personas van a vivir parte de
su retiro al Estado de Florida, sería similar a esto, pero pensado desde 0 y
basado en compartir los recursos).
Parte de este tercer punto tienen que
ser planeado conjuntamente con las Universidades de América Latina, de forma de
proveer de nuevos profesionales en diversas áreas a las nuevas zonas que se
vayan creando. Es lógico pensar que al comienzo a la nueva desurbanización o la
creación de nuevos centros urbanos, no habrá “mercado de trabajo” activo,
porque el mismo se irá creando paulatinamente y en forma conjunta con la
creación de nuevos bienes y servicios en cada zona. Por lo tanto, a ciertos
profesionales de ciertas profesiones se les deberá otorgar desde el Estado, en
sus diferentes niveles, el sustento suficiente para que estos decidan mudarse a
una nueva zona.
Es difícil y hasta confuso hablar de un
tema donde uno no es especialista, sólo un observador de una realidad negativa cada
vez más evidente. Pero la nueva era en la que estamos transitando requiere de
un enorme esfuerzo de reconstrucción del mundo, entre ello, sus ciudades.
Cambiar, modernizar y evolucionar el hábitat de millones de familias: su
vivienda, es uno de los desafíos y parte de la creatividad del mundo deberá ser
volcada para subsanar este tema. Los hombres ya están preparados para recibir
una nueva corriente de vida, aunque llevará algunas decenas de años reconstruir
el hábitat de miles de millones, es cuestión de meses que el paso inicial sea
dado.